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Te escribo estas letras para que sepas que estoy viva. Estoy escribiendo despacio porque sé que tú no lees rapido. Si recibes esta carta es que te llegó, y si no, me lo dices y te la mando de nuevo. Te mande la chaqueta, pero te digo que tu tío Pepe dijo que si la mandábamos con botones pesaría mucho, y el envío sería mas caro, así que se los quitamos y se los metimos en el bolsillo de dentro. Perdona la mala letra y las faltas de ortografía; es que yo me canso de escribirte y ahora le estoy dictando a tu padre y ya sabes lo burro que es. El otro día leyó en el periódico que, según las encuestas, la mayoría de los accidentes ocurren a un kilómetro de casa, así que nos mudamos más lejos. No vas a reconocer la casa; el sitio es muy guapo y hasta tengo lavadora, aunque no estoy segura de que funcione. Ayer metí la ropa, tiré de la cadena y desde ese momento no la volví a ver. Tu hermana Julia, la que se casó con su marido, parió. Y por último tu hermano Juanchu sigue tan despistado como siempre: el otro día cerró el coche, dejo las llaves dentro y tuvo que ir tres Km. para allá y tres Km. para acá, a casa , a por el duplicado, para poder sacarnos a tu padre y a mi de dentro del coche. Tu primo Paco se casó y pasa toda la noche rezándole a la mujer porque le dijeron que era virgen. A quien nunca más vimos por aquí es al tío Carlones el que murió el año pasado. Ahora el que nos tiene preocupados es tu perro, el Puski: está empeñado en correr detrás de los coches que están parados. Bueno, hijo, no te pongo dirección de la carta porque no la sé. La gente que vivió aquí antes, se llevó los números para no tener que cambiar de domicilio. Si ves a doña Remedio salúdala de mi parte, y si no la ves no le digas nada. Un abrazo. Te quiere tu madre. P.D. Iba a mandarte 5000 pesetas, pero ya cerré el sobre. |
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